Estuve fuera de la órbita mundana
una temporada y me sirvió de terapia estupenda hacer unos “lindos gatitos” de tela con los camales de los pantalones viejos,
hice muchísimos y los fui regalando; aun así todavía me quedan muchos en casa,
les tengo especial cariño a algunos de ellos por diferentes motivos (un gatito
que hice con un vaquerito muy mono que era de mi hijo, otro rosa que me pidió
mi hija o el que hice de pana verde con un pantalón viejo de mi padre...), los
relleno de telas y piedras y me sirven para sujetar las puertas en verano, para
que no se cierren de golpe con una corriente de aire, aunque necesitaría un castillo
para poder darles uso a todos, juntos en grupos quedan ideales para decorar un rinconcito.
Estos son algunos de ellos, tengo incluso piratas y
hasta gatos de marca, jejeje (disculpad la calidad de las fotos):
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